emigrar…

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Reviso las memorias de mi cuerpo. Reconociéndome desde muchos lugares de opresión y desde muchos lugares de privilegio… Pienso, siento desde uno de los lugares mas terribles, con sensaciones más angustiantes, por los que he pasado y que quiero escribir, que necesito hablar…

 
Policía de extranjería, atención a extranjeros, buscar un visto, un pasaporte, una vida nueva, un sueño, un deseo, que puede ser acabado en un segundo…

 
Cuando habitaba en chile, cuando era adolescente, cuando era un cuerpo parte de una nación, nunca fue problema, claro, mi pasabilidad de blanca sudaka gorda, fea y sin rasgos europeos te mantienen en la comodidad de ese país bizarro al sur de américa latina. Pero cuando una crece, cuando una comienza a habitar con otros cuerpos, cuando comienza a dejar de mirarse el ombligo, aparecen los cuerpos inmigrantes, los cuerpos sin pasabilidad blanca, los cuerpos indígenas, los cuerpos negros, los cuerpos “extranjeros”… Acercamientos no muy próximos en la ciudad y su cotidiano, en los «afuera” y cuando comencé a crecer, amistades y reflexiones nuevas entraban, otros
cuerpos.

 
Vivir con hermanas inmigrantes, argentinas, brasileras, la visa de turista, los 3 meses que se convirtieron en nuestro lenguaje cotidiano: “te demoraste 3 meses”, “se te venció la visa”, “yapo weona 3 meses”, en tomo de broma… pero siempre un cotidiano pendiente de la fecha, de contar los 90 días, cuántos faltaban para cruzar, quién se queda en la casa, quién cuida a las bichas, coordinar que calcen de a dos para no hacer dedo sola, dónde quedarse, encargar tabaco, mate pa’ vender en la pinto o en la feria y hacerse las moneas. Cruzar una cordillera en un camión, a veces tranquilas, a veces más ansiosas, con el miedo que veía en que la policia se diera cuenta de que ya llevaban años cruzando sin “hacer los papeles”, es mas barato hacer deo, cruzar a mendoza, aprovechar de comprar fernet, etc.

 
El estar en espacios cotidianos fuera de casa, en el kiosko, en el super, en la calle, en la plaza, en un conversatorio de cualquier tipo, feminista, que hablen y que la gente mire extraño y pregunte ¿de donde eres?, ¿porque estai aca?, ¿porque te viniste a vivir a chile si chile es una mierda?, Me acuerdo que comencé a hacer el ejercicio de no sorprenderme cuando alguien tenía un acento que no era chileno, nos han hecho acostumbrarnos a que lo nacional es lo normal.

 
Cuántas peleas sucedieron en la calle vendiendo: “argentinas culias vayanse a su pais”, o exotizando la vida de “brasil” y las “brasileras” preguntando siempre por el carnaval y las mujeres sexis de brasil. Riéndose del acento cuando eran minoría, peleando tantas veces. Hasta con golpes, amigas trabajando en la calle y terminando golpeadas con frases mezcladas entre xenofobia, machismo, especismo y mucha mierda dolorosa. Y así, creando y pensando en empatías, en quién se expone o no frente a situaciones difíciles y legales, quién tiene el privilegio en cierto país de poseer una nacionalidad y no ser “de afuera”. Claro que ese afuera se diferencia claramente cuando el pasaporte es europeo o gringo, o cuando usted es blanca, rubia, de ojos claros y tiene pasabilidad europea, es bien limpia, flaca y viene al país a estudiar: la policia te cuida, los guardias de seguridad te dicen que tengas cuidado con tus cosas personales. Si eres negra, indígena, más oscura, punki, sucia, pobre, gorda, inmigrante… olvídalo, el mundo es tu enemigo.

 
Las ficciones de las fronteras nacionales son dolorosas, son carne, son cuerpo, más allá de papeles y burocracias, son sueños, son vidas que quieren mudar, mutar, huir… y huir no está permitido para muchas… ni siquiera dentro de lationamérica, que el unico beneficio que tenemos es la mierda del mercosur, un tratado de comercio, para volver más ricos a los ricos.. y donde solo podemos acceder si tenemos cierta cantidad de dinero para pagar una mierda de papeles…

 
También tuve la posibilidad de ir a europa, con estas mismas amigas, tres argentinas, dos chilenas. Cinco sudakas, cuatro blancas. Meses creando estrategias de cómo hacer, no tenemos la plata que piden, no tenemos nada, solo los pasajes, que tambien nos regalaron, y que algún poco conseguimos pagar despues de hacer muchas fiestas para poder ir a ese encuentro de autodefensa. ¿Qué hacemos si una no pasa? ¿Qué decimos cuando nos pregunten porque vamos a estar tres meses? ¿Cómo convencer de que no queríamos quedarnos ahí? ¿Qué pasa si nos preguntan cuánto dinero tenemos?… Todas pobres, todas sudacas, disfrazadas en un juego de la pasabilidad, pidiendo ropa prestada, ropa de marca, parecer otra cosa, conseguir pasar. Y no, no pasamos, pasaron dos, tres quedamos ahí… mirándonos nerviosas, cómo chucha vamos a hacer, ahí las 3 esperando, intentando parecer no nerviosas, mostrando papeles que no tenían validez de nada, direcciones y conseguimos, aun no sé cómo… pasar… imagino que ya habían deportado a la cantidad de inmigrantes del tercer mundo que necesitaban y nos dejaron pasar…

 
Y ahí, constantemente… ser un cuerpo extranjero, sudakas en las europas… control de identidad, ser extranjera, ser de fuera, ser exotizada, criminalizada, estar presa y me duele… Ser precaria no es glamouroso, no lo es… No es divertido, no es heroico, no, es una mierda… es una mierda tener pánico de la policia, que tu corazón bata tan rápido que se te sale del pecho, tener miedo y tener vergüenza de tener miedo porque no es lo que el anarquismo me dijo cuando tenia que ser luchadora, fuerte y empoderada…

 
Porque también conseguí entrar despues de estar un año firmando en la fiscalía nacional, porque el cuerpo que no se amolda es criminalizado y es peligroso y la policía quieras o no va a inventar algo para convertirte en criminal, para torturarte, para acabar con tu felicidad y con tu energía, con tus ganas. Y duele.

 
Entonces, me acuerdo de muchas cosas y me da pena, ansiedad, miedo.

Ahora estoy en brasil, también en mi deseo de huir, de emigrar, de cambiar, de conocer a hermanxs nuevxs, hacerse de experiencias, romper muros, aprender idiomas, rodearse de nuevas luchas, conocer nuestra abya yala.

 
Me acuerdo de mí el lunes en la policía de extranjería en belo horizonte por tercera vez, tomando rescue antes de entrar y deseando que todo de cierto esta vez, porque estar de ilegal no es algo romántico, ni bonito, ni glamouroso, es una mierda, es un estado de nervio constante, de miedo de ser encontrada, de que se den cuenta que no eres de ahí y que no estas pagando por el derecho de estar en el lugar donde no naciste. Con un nudo y un asco en mi corazón al escuchar a un policia llamándome de “constanza”, con ropa de civil, disfrazado de persona. Estar ahí, en una fila de personas con distintos colores, haití, perú, bolivia, india, chile, colombia, venezuela, todxs con ropa “bonita”, intentando pasar desapercibidxs, observo moviendo las piernas de ansiedad, comiéndose las uñas, mirando para todas partes, intentando pasar desapercibidxs. Cada día fueron cuerpos diferentes, burocracias diferentes, los cuerpos blancos franceces, gringos, tenían esa sonrisa estúpida, de tranquilidad, también sin la necesidad de hablar portugués para ser bien atendidos, que tenían personas que hablaban por ellos y todo daba cierto.

 
Odio, resentimiento. También escapaba una sonrisa cuando veía salir a una hermana peruana, de haití, de venezuela, con una sonrisa en la cara y con el papelito de la residencia en proceso. La segunda vez que no dio cierto, salí aguantándome las lágrimas y llorando en el baño de odio, de odio, de injusticia, de rabia y que te baja las ganas de vivir, de existir… y acá todo es muy diferente, mi privilegio de blanca sudaka y la pasabilidad de mi piel me ha hecho ser indiferente a la policía.. cuando en chile era un hábito el control de identidad en la calle por la punkicidad del cuerpo .. y tengo el privilegio de estar tranquila, de no ser negra, de pasar desapercibida…

 
Pienso en los lugares terribles, la policía de extranjería, pasar a otro país, la policía y el control. La ansiedad, cómo una policía puede destruir sueños y vidas en segundos.

 
Emigrar no es fácil, menos sola. Emigrar es dejar el lugar con el que habitaste la mayor parte de tu vida y que te enseñaron como “hogar”, como “tuyo”, un lugar conocido, aparentemente cómodo por inercia. Es dejar, es abandonar, es huir, es abortar, es crear una maleta llena de ilusiones, de mundos nuevos, de creer que una es pájaro y que puede volar por todos los lugares del mundo. Emigrar no es fácil, no es fácil siendo pobre, sin título universitario, sin mucho dinero, con dos amigas conocidas y muchas por conocer, no es fácil teniendo la piel blanca (¿y si fuera negra?). Emigrar no es fácil, no es fácil si no hablas el mismo idioma, si no puedes comunicarte, si no puedes hablar, si no te entienden (¿y si fuera sorda, muda y hablara lengua de señas?). Emigrar no es fácil, pero quedarse tampoco lo es y prefiero salir, arriesgarme, caer al abismo de la incertidumbre, del no saber dónde estaré en una semana, ni con quién ni dónde…

 
Por eso me da tanto odio cuando me preguntan de dónde vengo o por qué estoy aquí. Porque tengo derecho a huir cuando quiera y donde quiera, porque no tengo que quedarme en el país donde nací, porque las fronteras son ficciones coloniales. Porque es difícil saberte las 24 horas del dia como alguien que no es de ahí.

 
Tambien reconociendo que hay muchos lugares donde no tengo que estar, porque una no tiene que estar en todos los lugares, en todas partes, porque una también tiene que estar conciente de lo que su cuerpo significa en ciertos lugares, la piel blanca y la pasabilidad, emigrar sin colonizar, emigrar sin adueñarse de culturas, de vidas que no son las tuyas porque una las vive desde el privilegio. Ser respetuosa, pedir permiso, no seguir absorviendo la memoria genética de los violadores de mis tatarabuelas indígenas.

 
Odio la policia, odio al estado, odio las fronteras, odio los paises…
 

 
Llevo en brasil 4 meses y es la primera vez que planeo un viaje sola por tanto tiempo, un viaje sin vuelta, me dije. En teoría la visa de turista acabó hace mas de un mes.. y conseguí hacer mi visto gracias a mis amigos leeo y lin que me dieron dinero para pagar esos papeles y que les agradezco mucho, colectivizar dinero y el apoyo económico para mí también son pilares fundamentales dentro de una amistad.

 
Ahora mi pasaporte tiene un timbre de visto temporario del mercosur y puedo quedarme acá “legalmente” dos años … y por lo menos mi ansiedad baja mucho….

 
Ahora pensar en “ficar de boa” “ficar de boa” “ficar de boa” “ficar de boa” “ficar de boa” “ficar de boa”.

http://missogina.perrogordo.cl/

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