Posicion del 15M Bruselas sobre migración y refugio

Sólo este año, más de 350.000 seres humanos que lo habían perdido todo llegaron a nuestros  países y 2643 niñas, niños, mujeres y hombres se ahogaron en el que antiguamente llamábamos “mare nostrum”. Frente a esta tragedia (ahora llamada “crisis”), el debate público y político se centra principalmente en:

• Regatear cuántos cientos de refugiados y refugiadas está dispuesto a acoger cada Estado Miembro. Aun sabiendo que estas personas llegarán igualmente.
• Determinar cuál es la definición y, por lo tanto, el estatus legal de las personas refugiadas en comparación con aquéllas que llegan con un proyecto de migración económica, (re)creando divisiones entre “seres humanos que merecen ser protegidos” y “seres humanos que no lo merecen”.
• Delegar ciegamente la responsabilidad a nuestros estados, asegurándose de esta manera que las personas refugiadas permanezcan fuera de nuestras fronteras y fuera de nuestra vista.

Como 15M Bruselas, un movimiento social nacido en España que desafía la auteridad y busca una democracia real, lamentamos la simplificación que estos debates hacen de la realidad, que ignoran las raíces profundas del problema. En nuestra opinión deberíamos más bien:

1. Cuestionar a nuestros gobiernos sobre la estrategia deliberada de externalización, privatización y militarización del control migratorio y la gestión de las fronteras. Una estrategia que ha llevado a la emergencia de un negocio muy lucrativo de control de fronteras, pagado no sólo con fondos públicos, sino también con la vida y la integridad física de las personas. Todo ello acompañado de concesiones abusivas a países vecinos no democráticos con los que la UE y sus Estados Miembros “cooperan”.
2. Preguntarnos sobre el rol de nuestros países a lo largo de la historia – estipulación arbitraria de fronteras, influencia económica y política, o incluso, como muestran los ejemplos flagrantes de Libia e Irak, intervención militar directa – en la aparición de “estados fallidos” de los que la mayoría de las personas refugiadas son originarias. Las acciones de nuestros gobiernos están directamente relacionadas con las causas de la migración y el refugio.
3. Entender que la migración económica y el refugio son dos caras de la misma moneda, es decir, un sistema que mueve a cada vez más personas a arriesgar sus vidas y aquellas de sus familias en busca de una vida decente, o de simplemente mantenerse con vida.
4. Analizar la migración internacional y el refugio dentro de un marco global neoliberal. La migración tiene lugar en un contexto de explotación económica donde los derechos humanos están en realidad subordinados a la utilidad de las personas para el mercado. Éste es también el caso de los ciudadanos y las ciudadanas de la UE que están siendo expulsados de otros Estados Miembros de la UE (como Bélgica) porque se les considera una “carga” para el estado, como denuncia la plataforma “Europe 4 people”. La mal llamada “crisis económica” de los países del sur de Europa está creando reservas de mano de obra barata en busca de trabajo en otros países de la UE.
5. Resaltar que la explotación económica va de la mano de una explotación ecológica. La actual crisis ecológica está empujando a la gente del campo a dejar sus casas para buscar trabajo en las ciudades, como ocurrió en Siria.
6. Denunciar que el neoliberalismo se construye en base a las desigualdades de género, por lo que la migración es un proceso generizado. Como afirma Pérez Orozco, actualmente nos encontramos en una “crisis de los cuidados” que está siendo parcial pero injustamente resuelta gracias a la migración de miles de mujeres que vienen a nuestros países a cuidar de nuestros niños y niñas, de nuestros mayores y de las personas enfermas – dejando en sus países a sus propios niños y niñas, mayores y enfermos. Esto es posibilitado por el trabajo gratuito e invisible de millones de mujeres “del sur” a través de cadenas globales de cuidados. Vivimos en un sistema centrado en el mercado. Deberíamos construir en su lugar un sistema que pusiera en el centro la vida.
7. Conectar las reivindicaciones sobre los derechos democráticos y civiles con las de los derechos sociales en una lucha común. Deberíamos evitar toda competición destructiva entre nacionales y extranjeros, migrantes y refugiados, que sólo nos llevaría a un dumping social y a una pérdida progresiva de los derechos de todas y todos.
8. Instar a nuestros estados a cumplir con sus obligaciones internacionales con un mínimo de humanidad, asegurando el pleno disfrute de los derechos humanos a todas las personas de su territorio.
9. Participar en todas las iniciativas que florecen cada día con el objetivo de acompañar a los y las migrantes y personas refugiadas creando espacios de intercambio mutuo, participación y luchas conjuntas.