Bandera de UK y Unión Europea

«Brexit means Brexit” (sea lo que sea lo que signifique): nueve meses después.

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Hoy es la fecha escogida por el gobierno de May para activar el artículo 50 del tratado de la Union Europea que dará inicio a las negociaciones de salida del Reino Unido de la UE. Han pasado ya nueve meses desde aquel 21 de Junio de 2016, cuando Reino Unido decidió con un 52% frente a un 48% (Remain/Permanecer) su salida de la UE y las posturas deberían haberse aclarado. A una semana de la fecha señalada vamos a repasar qué ha pasado durante este tiempo y lo que podemos esperar a partir de que se pulse el botón rojo.

Un barco británico llamado (control de fronteras) libertad

El resultado del referéndum tuvo consecuencias inminentes que cambiaron el panorama político británico. David Cameron tuvo que cambiar Downing Street por Mallorca, dando paso a un nuevo gobierno de Theresa May que se encargaría de navegar este barco británico de rumbo incierto. May creaba su gobierno con tres brexiters declarados: Boris Johnson como Ministro de Asuntos Exteriores, Liam Fox como Ministro de Comercio y el flamante Ministerio del Brexit recayó sobre David Davis.

Los primeros meses del gobierno May coincidieron con el verano, donde dedicó sus esfuerzos a visitar a diferentes líderes del viejo continente. Éstos evidenciaron que no había espacio para negociaciones informales antes de activar el artículo 50. Algo más dejaron claro: si Reino Unido quería acceso al libre mercado europeo tenía que aceptar la libre circulación de personas.

En respuesta a la falta de movimiento (e ideas), May dejó claro que no había prisa por empezar el proceso de negociación. Se empezaría cuando los “objetivos fueran claros”. Aunque no había plan, el campo de batalla se estaba definiendo: libre movimiento y acceso al mercado único. Mientras tanto, en Escocia empezaba a sonar la música del segundo referéndum de independencia.

La vuelta del verano trajo una línea roja por parte del gobierno británico: Brexit signifcaba a todas luces control de la inmigración, lo que David Davis correlacionaba perfectamente con la idea de “nuevas libertades, oportunidades y horizontes para este gran país” en lo económico. Como era de esperar, los conservadores hablaban de libertad en una única dirección.

Las negociaciones son para la primavera

Tuvimos que esperar a la conferencia del partido conservador para que May anunciara que sería en Marzo de 2017 cuando se activaría el artículo 50. Ya dejaba ver lo que sería conocido como «Hard Brexit» donde «soberanía» (constantemente utilizada como eufemismo para control de fronteras) prevalecería en la negociación. La comparecencia de May en el Congreso produjo inmediatamente reacciones en los sectores económicos del país, quienes pedían preservar el estatus del Reino Unido dentro del Mercado Único. En esto llegó Trump y Reino Unido vió que no estaba solo en el camino de repliegue de los estados nación. Se veía en Trump un posible aliado política y económico.

Sin saber el impacto que tendría la salida de la UE, el gobierno empezó a mostrar lo que le costaría a las finanzas públicas. Philip Hammond, Canciller británico, anunció una estimación de 57 000 millones de libras como coste del Brexit para la arcas británicas. La bajada del ratio de la inmigración, bajo crecimiento de la productividad o incremento de la inflación serían las principales causas.

En Diciembre, la batalla legal continuó en el supremo con la apelacion del Gobierno sobre la consulta al Parlamento. Mientras, seguían los intentos del gobierno de May de intentar establecer conversaciones previas al artículo 50. De nuevo la Primera Ministra se encontró con la postura europea generalizada de «no notification, no negotiations«.

Brexit means «Hard Brexit» en 137 palabras

Llegó 2017 aclarando que «Brexit meant Hard Brexit». Término que May, después de presentar su plan de negociación con la UE ya no podía esquivar . Es la primera vez que el Gobierno británico acepta la incompatibilidad de ser miembros del Mercado Único y querer tener una política de inmigración propia. Ésta última, como se ha venido mostrando durante estos meses, sigue siendo la principal prioridad del Gobierno.

Es también en enero cuando May recibe la confirmación del Tribunal Supremo de que tendría que consultar al Parlamento. Esto no parece suponer gran preocupación y presenta la conocida “Bill” formada por 137 palabras que darán inicio a la negociación.

La propuesta es aprobada por el Parlamento británico por 498 votos a favor y 114 en contra. La mayoría parlamentaria en esta votación es abrumadora en comparación con las tres cuartas partes de la cámara que se declaraban a favor de «Remain» en Junio de 2016. Por el camino se ha quedado la enmienda de garantizar los derechos de los europeos residentes en Reino Unido (332 en contra 290 a favor). Aprobada por los Comunes, llega a los Lords donde la batalla se centra de nuevo en los derechos de los residentes. Junto con el debate sobre la inmigración y el mercado único, el derecho de los actuales residentes toma presencia en las conversaciones sobre el Brexit.

En su paso por los Lords, la «Bill» recibe la aprobación de 358 contra 256 y es aprobada sin enmiendas a dos semanas de que se inicien las negociaciones. Por su parte, en Escocia, la primera ministra Nicola Sturgeon anunció su intención de celebrar el segundo referéndum por la independencia entre otoño de 2018 y primavera de 2019.

Las negociaciones son para la primavera (de 2019)

Y coincidiendo con el cambio de estación llegó la noticia de que hoy se pondría en marcha formalmente el proceso de  negociación con la notificación a la UE. Así se dará inicio a una negociación que puede durar hasta dos años, alargándose hasta 2019.

A la vista de lo anterior resumamos movimientos. En Europa nada se ha movido y sigue a la espera de que se ponga el tren en marcha. Del mismo modo, los movimientos en la Isla no han sido fulgurantes. Han servido para constatar que, ni la campaña del Leave, ni el partido Conservador estaban preparados para el resultado del referéndum. Además, también ha salido a relucir que soberanía oculta la intención de control de inmigración, convirtiendo el mensaje más poderoso de la campaña del Leave en su prioridad principal.

En relación a los grandes puntos de la negociacion, desde Londres creemos que esto es lo que pasará. Sabemos que Brexit ha legitimado al Reino Unido para el control de sus fronteras. No hay duda de que lo hará, aunque dificillmente la inmigración se reducirá a los niveles anunciados.

En relación al Mercado Único, tanto Reino Unido como esta Union Europea representan el mismo modelo de Globalización neoliberal. Por tanto es muy previsible que después de la teatralización del conflicto (para legimitar a ambas partes), se termine con un acuerdo que no modifique las relaciones comerciales actuales.

Por ultimo, en cuanto a los derechos de los 3 millones de residentes europes en Reino Unido (y viceversa), esperamos que se preserve nuestro estatus, no sólo por lo que favorece actualmente en ambos sentidos sino por dotar de una cierta tranquilidad a una negociación que de otro modo va a encontrar fuerte contestación en la calle.

 

Foto de portada gracias a Sgoldswo

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